jueves, 18 de octubre de 2007

Un hombre frenético


Lo cierto es que es difícil describir lo que siente un hombre de 40 años cuando lleva saliendo cinco días seguidos... una mezcla de agotamiento y saturación solo superada por la curiosidad de lo que va a deparar la noche. La cita era en una discoteca de moda... con un pase de moda en el que desfilaba cierto chulazo novio de una actriz talludita. Nada puede habar más soso y superficial que un sarao de este tipo, describo los ingredientes: Modelos de segunda B buscando alguien solvente que les de la oportunidad que siempre se han merecido porque ellas no comprenden porqué solo trabajan como azafatas de imagen en una discoteca hortera... Chulazos de gimnasio de incierta orientación sexual con un contenido cerebral más plano que las pezuñas de un caballo... señores con traje tipo jefe de plantas de "El corte inglés" que se han colado nadie sabe cómo en este evento... algún moderno engañado, y los que llevan las agencias de modelos... que como el mercado está reventado y las modelos ya posan por tres euros con tal de salir adelante... andan bastante quemados. Eso sí, suele haber barra libre y canapés...
Total que iba por hacerle el favor a un amigo que se dedica a ese mundillo y dispuesto a aburrirme más que una ostra... pero he ahí que le descubrí a él... el desfasado. Estabamos hablando con tres starlettes de tres al cuarto cuya aportación a mi mundo interior se puede cifrar en 0,00000003 pero a mi imaginación sexual en 300% cuando llegó un individuo con más ademanes que las películas de Jaimito, moviendo los brazos como si espantará una avispa. Quizá eran ladillas, algún tic o yo que sé pero resultaba realmente desagradable. Tendría unos 54 años, vestido impecablemente, las orejas le habían crecido hasta convertirse en lonchas de jamón... y empezó a contar su vida (a nosotros no por supuesto, a las chicas con la excusa de que conocía a mi amigo) que si había traido a Julio Iglesias a España, que si al grupo tal... que si a pascual... total BLABLABLABLA... a veces me miraba de reojo, a veces me ponía el culo para hacer un placaje, no fuera que remotara la "interesantísima" conversación que tenía con una de las "modelis"... lo cierto es que me importaba un huevo de pato él y sus movidas pero resultaba lamentable.
Cuando por fín se fue después de agotarnos a todos (a nosotros, a las chicas y a un señor que pasaba por allí con una chaqueta gris) me enteré de lo mejor... resulta que ese individuo, ese frenético sujeto era el ex de una amiga mia, que incluso tuvo una hija con él. El paso siguiente fué hablar con mi amiga para preguntarle ¡Cómo pudo hacerlo! ¡Que pasó por su cabeza para convivir con semejante elemento! y me lo contó...
Estuvo llamándola durante treinta días seguidos para invitarla a comer... hasta que lo consiguió. Después y mediante la técnica del mareo (hablar hasta que la otra persona queda extenuada) acompañada del vino ingerido en la comida cayó en las redes de este parlanchín elemento. Y fueron felices hasta que ella se dió cuenta de dónde se había metido... pero ya era tarde... sus amigas no querían ir a casa para no aguantarle, los conocidos dejaban de serlo cuando entraban en contacto con él, incluso ella trabajaba más para ir tarde a casa. Después llegaría el bendito divorcio, en el cual, mister "frenetic" no dejo de hablar... era el canto del cisne.

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